Trabajo muchas horas frente al ordenador y suelo terminar el día con la mente acelerada. Este juguete sensorial se ha convertido en mi ritual para bajar revoluciones: lo uso mientras veo series o escucho música y noto cómo baja mi ansiedad en minutos. No es solo para niños, como adulto me ha ayudado muchísimo con el estrés diario.

Empecé a usarlo en época de exámenes porque la ansiedad no me dejaba concentrarme. Tener algo pequeño y discreto entre las manos me ayuda a canalizar los nervios y no morderme las uñas. Lo llevo siempre en la mochila y lo uso en clase, en la biblioteca o en el transporte. Ideal para jóvenes y adultos que viven con estrés constante.

Antes le costaba mucho conciliar el sueño y se despertaba varias veces durante la noche. Con la NutriaZen, la luz cálida y la textura suave del peluche lo relajan enseguida. Se queda dormido abrazándola y descansa mucho mejor. A mí, como adulta, también me transmite paz cuando la tengo entre las manos en días de estrés. Es un apoyo precioso tanto para los peques como para quienes vivimos con ansiedad.

En reuniones largas o llamadas de trabajo me ponía muy nervioso y movía la pierna sin parar. Tener este juguete antiestrés en la mano me permite liberar tensión sin llamar la atención. Es pequeño, silencioso y realmente me ayuda a mantener la calma y la concentración. Lo recomiendo a cualquier adulto con estrés laboral.

Suelo acostarme con mil pensamientos en la cabeza y me cuesta muchísimo desconectar. Ahora, antes de dormir, dedico unos minutos a jugar con este producto y voy notando cómo mi respiración se hace más lenta y mi mente se enfoca en el movimiento repetitivo. No es mágico, pero ha mejorado mucho mi higiene del sueño y mi sensación de calma.

Lo compré sin muchas expectativas y al final lo uso todos los días en el transporte público y en la oficina. No hace que la ansiedad desaparezca por completo, pero sí siento que me da una “válvula de escape” cuando estoy al límite. Le doy 4 estrellas porque me gustaría que fuera un poco más grande, pero en general estoy muy contento con la compra.

Empecé terapia por ansiedad y mi psicóloga me recomendó objetos sensoriales para mantener las manos ocupadas. Este se ha convertido en mi favorito: la textura, el movimiento y la repetición me relajan muchísimo. Me acompaña en el trabajo, en casa y cuando salgo. Es perfecto para adultos que buscan algo sencillo pero efectivo para regular sus emociones.

Mi hijo solía ponerse muy nervioso por las noches y le costaba muchísimo relajarse antes de dormir. Desde que tiene la NutriaZen, se acurruca con ella, mira la luz suave y se calma poco a poco. Ahora nuestro momento de dormir es mucho más tranquilo, y cuando yo mismo estoy estresado, también la abrazo un rato y me ayuda a bajar revoluciones. No es solo para niños, en casa nos aporta calma a todos.

Vivo con bastante estrés por trabajo y vida personal, y aunque esto no es una solución milagrosa, sí es un gran apoyo. Lo uso cuando siento que me voy a desbordar y me ayuda a regularme sin tener que mirar el móvil o aislarme. Le doy 4 estrellas porque me gustaría que viniera con una funda para transportarlo mejor, pero por lo demás, encantada.

Lo compré pensando que sería más para mis sobrinos, pero al final los adultos somos quienes más lo usamos. Cuando vienen amigos a casa y lo ven en la mesa, todos terminan jugando con él mientras charlamos. Es una forma divertida y sencilla de rebajar tensión social y ansiedad sin que nadie se sienta “raro” por necesitar algo para calmarse.